Jugar tiene un papel central en la vida del niño y lo ayuda a conquistar el medio ambiente. En el juego, el niño explora su entorno, trabaja en sus impresiones, experiencias y se comunica con los demás.
Jugar significa: adquirir habilidades y es un requisito previo para el desarrollo y el aprendizaje del niño.
El niño descubre sus disposiciones e intereses en el juego. Además a través de este el niño se desarrolla social, emocional, motora, lingüística e intelectualmente.
Jugar y disfrutar la actividad es una dimensión importante en el proceso de aprendizaje del niño. Cuando el niño trata de comprenderse a sí mismo y explorar su entorno, a menudo lo hace de manera juguetona. Difícilmente puede separarse el juego del aprendizaje.
Todo lo que los niños ven y oyen, sienten, sostienen y captan, se convierte rápidamente en un juego. Ya sea que se trate de dibujar modelos en el puré de papas, hacer una mueca al lavarse frente al espejo, levantar y arrojar una piedra o trepar a un árbol.
Los niños quieren descubrir, comprender, aproximar sus leyes y familiarizarse con cosas desconocidas. No hay rutina, ni hábitos, ni patrones de comportamiento para los niños. Es su mundo de encuentro constante con lo nuevo y con oportunidades de acción.
Por lo tanto, no es sorprendente si los investigadores del juego asumen que los niños de hasta seis años juegan (¡deben hacerlo!) alrededor de 15,000 horas. ¡Eso es alrededor de 7 a 8 horas al día!
Los niños que juegan mucho, desarrollan y expanden intensamente las siguientes características de comportamiento en las cuatro áreas de competencia para un estilo de vida exitoso:
- En el área emocional: reconocer, experimentar y procesar sentimientos; mejor manejo de decepciones y fracasos; más fácil de soportar situaciones claras; menos disposición a ser agresivo; resistencia más pronunciada; mayor resistencia; experimenta una mayor satisfacción; una relación más igualitaria de sentimientos básicos: miedo, alegría, tristeza, ira.
- En el campo social: mejores habilidades de escucha durante las conversaciones, menos prejuicios contra otras personas, mejor disposición a cooperar, mayor sentido de responsabilidad, mayor aceptación de las reglas, mejor percepción de las injusticias, cultivo de amistad más intensivo.
- En el área motora: los niños tienen una capacidad de reacción más rápida, habilidades motoras generales más fluidas, mejor coordinación ojo-mano y habilidades motoras gruesas y finas más diferenciadas, una mejor sensación de equilibrio para su cuerpo y un control de intención más exitoso.
- En el área cognitiva: Un mejor pensamiento relacionado con los sentidos (pensamiento lógico), una mayor capacidad de concentración, un mejor rendimiento de la memoria, una mayor apertura a la percepción, un vocabulario más diferenciado, un lenguaje más diferenciado, una mejor comprensión de cantidades, números, colores y formas, una mayor imaginación y una comprensión más sabia a los intentos de manipulación. En el juego, los niños aprenden las habilidades y destrezas necesarias para llevar una vida independiente, más responsable y semiautónoma, para decodificar y ayudar a dar forma a las situaciones, reconocer las necesidades de comportamiento social y equilibrar los propios deseos y necesidades de los extraños.
Es sorprendente que el juego en los niños pueda ser una herramienta para que se desarrolle de forma integral, ya que también le ayuda a descubrir el entorno en el que se desarrolla.
Fuente: CEUPE magazine. www.ceupe.com